Esta palabrita preciosa y bien sonante significa en hebreo “mensajera de buenas noticias” y aparece en el anuncio de Isaías que leemos al empezar el Adviento: “Súbete a un monte alto, mebaseret de Sión, alza tu voz, no temas…” (Is 40,8). A los traductores les fastidia ese femenino intempestivo: ¿qué hace una mensajera ocupando el espacio de un mensajero y usurpando una tarea que, por su trascendencia, solo puede corresponder a varones? Suelen despachar el asunto traduciendo mebaseret por “heraldo” y argumentan con ese tono irónico al que ya estamos acostumbradas las mujeres cuando pedimos lenguaje inclusivo: “Entonces, ?qué queréis que ponga?: ¿heralda? ¿heraldisa?…”
Dejando de lado con magnanimidad tales minucias, vamos al asunto: poner en relación a la mebaséret con el 8 de Marzo, Día internacional de la Mujer.
¿Hay buenas noticias que anunciar a quienes nos disponemos a
celebrarlo? Sin consultar a las activistas de Femen, no sea que se
presenten iracundas con la parquedad de ropa que las caracteriza, he
encontrado unas cuantas buenas noticias en recientes declaraciones del
papa Francisco y las traigo aquí por si colaboran a alegrarnos el día:
“Las muchas formas de esclavitud, la comercialización y la mutilación
del cuerpo de las mujeres, exige que nos comprometamos con la derrota
de estos tipos de degradación, que las reducen a meros objetos que son
comprados y vendidos”.
Por Dolores Aleixandre
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