Esta semana empieza la Cuaresma precedida de los últimos días de
Carnaval. A mí me parece estupendo lo del Carnaval, aunque personalmente
me parece que se desliza algo hacia lo hortera y soez, pero asumo que
tiene más que ver con estos tiempos nuestros que con la fiesta en sí.
También resulta chocante que el Carnaval, que tenía su explicación en
gran medida en lo que venía luego –precisamente la Cuaresma-, no tenga
ya su sentido original. Como las vacaciones tienen sentido si hay días
laborales, o el fin de semana si hay otra rutina de lunes a viernes, el
Carnaval lo pierde cuando la Cuaresma no significa nada, que es lo que
creo que pasa actualmente. Como mucho lo que queda en acervo popular es
lo del potaje de Cuaresma y otras comidas propias de los viernes, pero
del resto es como si se lo hubiera tragado la tierra.
La verdad es que empieza la Cuaresma con un mensaje que es de lo más
siniestro. ¿A quién se le ocurre decirnos en la misa del Miércoles de
Ceniza eso de “en polvo te convertirás? Hace falta ser pájaro de mal
agüero y recordar una verdad, esa sí, tan incómoda. Pues ahí está, en la
frente o en tu cabeza, con una señal de lo que seremos antes o después.
Evidentemente no puede ser muy popular la Cuaresma.
Por Aurora Pimentel
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