Al menos 34 personas murieron este domingo como resultado de los atentados suicidas cometidos contra tres iglesias cristianas
en el estado de Kaduna (norte de Nigeria) y los actos de represalia
perpetrados tras los ataques, confirmaron fuentes hospitalarias.
Dos iglesias de la ciudad de Zaria, llenas de gente durante la misa del domingo en la que se celebraba también el Día del Padre, sufrieron ataques con bomba.
"Hubo explosiones en dos iglesias en Wsasa y Sabon Gari, cerca de la
ciudad de Zaria", dijo el portavoz de la agencia nacional de
emergencias, Yukshau Shuaib. En Kaduna, algo más al sur, un grupo de jóvenes cristianos atacaron a continuación a musulmanes con palos y cuchillos e incendiaron una mezquita, según el diario. En los ataques murieron varias personas.
De esas víctimas, 23 fallecieron en los atentados y 11 perdieron la vida en ataques de jóvenes cristianos
que salieron a las calles armados con machetes y garrotes para
vengarse, indicaron las fuentes de tres hospitales citadas por el diario
'Daily Trust'.
Tras los sucesos se impuso un toque de queda durante la noche en toda
la región. El presidente Goodluck Jonathan, que se encontraba también
celebrando el Día del Padre, condenó el ataque y prometió llevar a los responsables ante la Justicia.
De momento nadie ha asumido los ataques contra las iglesias, pero se sospecha que son obra de la secta radical islamista Boko Haram,
que desde el año pasado ha perpetrado numerosos atentados contra
instalaciones cristianas y comisarías de la policía en el norte del país
oriental africano, una zona de mayoría musulmana.
Sin embargo, el lugar de los ataques de este domingo sorprende porque
allí cristianos y musulmanes habían convivido hasta ahora de forma
pacífica.
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