Carta nº 324 Octubre 1906
“Mi gozo es que vengan muchas niñas a nuestros colegios para que
reciban una cristiana educación”
Querida
M. Cándida, no sabes cómo comparto esta especial perla que durante tantos años
ha sido frase recordada y repetida. Mi
gozo también es que vengan muchos niños al colegio, pero a veces faltan y es
cuando te pregunto ¿qué podemos hacer?
Compartimos
la alegría de ver cómo se educan esos niños, como agradecen los cuidados y cómo
se van haciendo hombres y mujeres para el futuro, pero no para un futuro
cualquiera, sino para un futuro de esperanza.
Y
sin darnos cuenta ha pasado el verano, pero recuperamos las ganas de seguir
haciendo el “para que” de la M. Cándida. Un curso más nos sentimos llamados a
educar, nos sentimos convocados a dar a nuestros alumnos lo mejor de nosotros
mismos. Un nuevo amanecer con nuevas olas, con nuevos aires. Este año
especialmente volvemos más maduros después de un verano con incidentes de dos
alumnos. Y muy especial con la lucha de Ana y sus padres por recuperar lo que
una enfermedad ha querido llevarse.
Hoy,
primer lunes de septiembre, vuelvo con ganas e ilusión después de más de
treinta años volviendo ese primer día de septiembre. Me encanta ese día de
reencuentros, de los mismos comentarios sobre las vacaciones, de lo cambiados
que nos vemos y de esas sonrisas que nos hacen recordar que estamos de nuevo en
familia. Y seguimos confiando que vengan muchos niños a nuestros colegios, y
seguimos adaptando nuestras metodologías a las necesidades del hoy, pero, sobre
todo, seguimos creyendo que merece la pena seguir haciendo este trabajo.
Querida
M. Cándida sigo confiando. Y el Espíritu sabe cómo se van a configurar las
próximas líneas de esta historia. En sus manos y bajo la protección de María
ponemos este curso, estos días de intenso trabajo cuyo principal objetivo sigue
siendo ser cómo somos, porque somos aquello que queremos ser, porque somos de
una forma que debemos cuidar y enseñar y porque juntos, somos más. Y así
respondo a la pregunta que hacía al principio de hoy.
“Que
detalle Señor has tenido conmigo,
cuando me llamaste, cuando me elegiste
cuando me dijiste que tú eras mi amigo
Te acercaste a mi puerta y pronunciaste mi nombre,
yo temblando te
dije: aquí estoy, Señor…
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