02 mayo 2016

PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 315

Carta nº  315    Abril 1906
“Pidan a Dios que nos ilumine a todas las del Consejo para que tengamos acierto y se haga en todo la voluntad del Señor”

            Otra de las casualidades de Dios, de los juegos de fechas y de las coincidencias: ver lo que la M. Cándida pidió ese abril de 1906 y ver la reunión de hace dos fines de semana en Madrid sobre el futuro de las obras educativas.

            Cuenta una historia, también llamada parábola de la lámpara encendida, que dice así:

            “Cuando llegamos a Australia fuimos a visitar a las familias más pobres. Pregunté a un hombre si me dejaba limpiarle la casa, y me dijo: no hace falta. Está bien así. Yo le respondí que estaría mejor si me permitiera limpiarla, así que comencé a limpiar y a lavar sus ropas; luego vi en la habitación una lámpara grande, llena de porquería. Le pregunté: ¿enciende esa bonita lámpara?. ¿Para qué? Nadie en muchos años había venido a visitarme. ¿La encendería si las hermanas comenzaran a visitarle? Sí. Limpié la lámpara y las hermanas comenzaron a visitarle todas las tardes. Dos años después yo me había olvidado completamente del episodio, pero él me mandó un mensaje: dile a mi amiga que la luz que encendió en mi vida brilla aún”

           
            Es un poco de luz en decisiones importantes. Como decía Juan ayer en su evangelio: “que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde”. Algo de eso es la respuesta a la búsqueda de futuro de cada uno de nosotros: ser luz para los demás allí donde estamos, sabiendo para qué estamos. No perdamos el origen de la misión.

            Llevo varias perlas alrededor de la preocupación de la M. Cándida por el momento que está viviendo, donde se siente realmente preocupada sobre la decisiones que debía tomar y que el Consejo debía tomar. Pide acierto, pero sobre todo, y lo repite en muchas ocasiones, pide que se haga la voluntad de Dios. Y como siempre ¿Cuál es la voluntad de Dios en este momento? Abrir los ojos y el corazón a los acontecimientos de hoy, y si tiembla el corazón agarrarnos a la mano de Dios para que nos acompañe y nos cuide en la decisión tomada. Sin miedos, ni corazones acobardados, sino con pasión y corazones confiados.

            Ser madre es un don. Hoy celebramos el día de la madre. Felicidades a todas, que Dios os cuide y os guíe. También a todas esa madres que no tiene hijos biológicos. Muchas felicidades.

               Una sencilla flor, un sencillo detalle.

           

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