30 mayo 2016

Escuela de vida para jóvenes reclusos


Un misionero y catequista imparte clases en un penal de Mozambique para ofrecer a los reclusos otra libertad: "La ignorancia es una esclavitud"

“¿El infierno está en la tierra o en el cielo?” Es la incertidumbre de un muchacho espigado que lleva un gorro de lana. 17 grados centígrados de mañana nublada, al sur de Mozambique, justifican hasta una puesta de guantes. Está llegando el otoño. El chico que pide las coordenadas del averno se llama Artur, tiene 22 años, y forma parte de la veintena de reclusos que asisten cada viernes a la Escuela de Vida, impartida por Antonio Perreta en el, Centro Prisional de Recuperaçao Juvenil de Boane, a 50 kilómetros de Maputo. Perreta es misionero y catequista napolitano de 44 años, afincado en África desde 1991. Viene cada semana a Casa do Gaiato. Gran conversador, enseguida nos despertó mucho más que curiosidad por su trabajo con los presos de diferentes instituciones penitenciarias. Apenas me sugiere la posibilidad de acompañarle a un penal, anoto el día en mi agenda: será un viernes de abril.

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