29 mayo 2016

Corpus Social - por Manuel María Bru

Nos acercamos al Corpus, día de la Adoración eucaristía, día del compromiso eucarístico con los más necesitados.
La Misa no termina nunca con el «podéis ir en paz». La Misa se prolonga en la vida cotidiana, en los muchos compromisos de la vida del cristiano quien, unido a Jesús-Eucaristía, reincorporado a la comunión de la Iglesia a través de la comunión eucarística, es llamado a la misión de «generar a Jesús» en el mundo. Porque si el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo es para que la vida de Cristo transforme la realidad de este mundo. Para ello Él cuenta con la libertad del cristiano realizada en el amor al prójimo, llamado a convertirse en amor mutuo, correspondido, porque, como dice el beato Balduino, «el amor de la comunión se convierte en la comunión de amor».

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