20 mayo 2016

Agua - por @jlpinisj

Hoy el agua. Ayer fue el aire. Mañana quizás el sol. Pero hoy…, hoy es el agua. Porque es tan necesaria – también – como el aire que respiro. Esta semana descubrí solo una fuente de agua (¡solo una y además averiada!) en muchos kilómetros a la redonda, para miles de subsaharianos  que malviven atrapados en chabolas de  plástico alrededor de los invernaderos de Almería.
Hay que acudir con intención de mirar. Lo que le decía Gerardo Diego a su padre la primera vez que lo puso frente al mar: “Enséñame a mirar”. Eso mismo les decía yo a las Mercedarias que me acompañaban ( servidoras y testigos proféticos en esta cruda verdad) cuando paseaba casi llorando por los arrabales de una vergonzosa realidad: la de estos esclavos del siglo XXI que, por una miseria de euros, se ahogan y sudan en su trabajo –llanto de lágrimas de sal–, levantándose y agachándose una y otra vez  para recoger pesadas sandías  dentro de infernales invernaderos que han convertido a Almería en una potencia mundial del cultivo de hortalizas. ¿A costa de qué?

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