Carta nº 313 Marzo 1906
Esta
es la recomendación de la M. Cándida cuando médico y confesor dan sus recetas.
Genial. Mejor obedecer que ayunar. Y aunque las dos opciones son buenas, no hay que dejar de hacer caso a las
recomendaciones que cuidan el cuerpo y hacen que el alma se pueda cuidar.
Mejor
es estar dentro del rebaño de Dios que andar vagabundeando por fuera. Y esto es
sencillo de entender cuando crees en su palabra, cuando escuchas a Juan cuando
dice: “Mis ovejas escuchan mi voz, y yo
las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para
siempre y nadie las arrebatará de mi mano”.
¿Quién tiene
palabras más claras como para fiarte de él?
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Escuchar la voz de Dios, es escuchar a quien te cuida como Padre,
es escuchar a quien quiere tu bien, es escuchar …
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Dios nos conoce a todos por nuestro nombre,
Dios nos conoce por dentro y por fuera, nos conoce desde que nacimos, nos
conoce al completo, nos conoce …
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Seguir a Dios es entregar la vida
por alguien que merece la pena, es descubrir el camino de la felicidad, es
saber de quién te has fiado, es …
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Nos ofrece la vida eterna, nos
ofrece que nuestras vida seguirá, que la resurrección es una realidad nos
ofrece …
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Nunca moriremos para siempre, porque
su promesa es auténtica, porque él mismo superó para nosotros la noche de la
muerte, porque …
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Nadie nos arrebatará de su mano,
como el niño que se agarra a la mano de su padre o madre y se siente seguro
para saltar y superar cualquier obstáculo.
Ese es
nuestro Dios, y ese es el Dios de la M. Cándida, porque no hay más que un
evangelio y una forma de entenderlo que no es otra que dentro de la Iglesia a la
que pertenecemos por el bautismo y a la que queremos a pesar de todo.
Eso no quita nada a favor de otras formas de pensar, de creer. Al contrario, el
rebaño de Dios es abierto y respetuoso con otros.
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