Carta nº 298 Octubre
1905
“…esta Congregación está llamada a cosas grandes por la unión que
había” (le dijeron a la M. Cándida)
Me
encanta esta perla encontrada en la carta 298 y escrita por el mes de octubre
de 1905. Y es especial en estos momentos donde arrancamos un año nuevo.
Especial por su mensaje de estar llamados a cosas grandes. Esa es la llamada de
la persona: hacer cosas grandes. Y es también especial por la aclaración de que
esas cosas se lograrán con la unión de todos.
Nadie
nos puede cortar las alas para hacer cosas grandes. Pero como se nos ocurra ir
solos parece que la llamada y el recorrido serán cortos. De todos los grupos que conozco,
llamados a cosas grandes, aquellos en los que se ve que hay unión, son los que
llegan lejos y su mensaje llega fuerte.
Y
lo mejor de toda esta historia es que esta perla se la dedicaron a la M.
Cándida, mejor dicho, a la Congregación que ella había fundado. Se la dedicó
una persona que conocía a la M. Cándida.
Y
ahora tenemos una excelente oportunidad para ver qué es lo que significa para
cada uno de nosotros “hacer cosas grandes”. Tenemos casi 366 días por delante
para intentarlo y a la vez para confiar en la misericordia de Dios, hasta
tenemos permiso para equivocarnos. Esa es la clave, hacer algo, intentarlo,
confiar. Todo menos quedarnos con los brazos cruzados y al acabar el año decir
que teníamos miedo de equivocarnos y nos hemos quedado paralizados por si Dios
nos echaba las culpas de algo. Dios nos dirá como al de los talentos. Por lo
tanto mucho ánimo y muchas ganas de hacer cosas grandes, que a veces son cosas
sencillas, cercanas, pero no por eso dejan de ser grandes. Y lo bueno es que
haciendo cosas grandes nos hacemos mejores personas, de esas que quieren
construir algo nuevo o por lo menos redescubrir lo que el evangelio lleva
diciendo muchos siglos.
Que
el 2016 nos traiga que, aquellos sueños que
un día soñamos, se hagan realidad.
Que el 2016
nos traiga las fuerzas y la confianza necesarias para luchar por esos sueños.
Que en el 2016
nadie anule nuestros sueños, pero que esos sueños sean para mejorar la vida de
los que nos rodean, estén cerca o lejos. Y así seguir soñando. Porque soñar no
tiene nada que ver con los ojos cerrados y los brazos caídos. Soñar tiene que
ver con querer hacer cosas grandes. Y a eso estamos llamados.
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