07 diciembre 2015

Cuento de Adviento. Ana San Nicolás

Juanitatxo de camino a Belén
(2º capítulo)
Llegó muy pronto a la estación y mientras esperaba el aviso para subir al tren, la pequeña Juanitatxo observaba a la gente que esperaba como ella, se fijaba si estaban felices o por el contrario tristes o enfadados. Y  observó tanto a la gente, que casi no se da cuenta que el tren estaba a punto de marcharse. Se apresuró y subió en él, enseguida se acomodó y siguió observando, a la gente, el paisaje….
Llegó la primera parada, en ella se bajaba gente con sus maletas. De repente se oye una voz que anuncia que todos los pasajeros pueden bajar, pues el tren tardará un ratito en ponerse en camino de nuevo.
Juanitatxo, cae en la cuenta que al sonar el despertador, se había despertado tan rápida que se había dejado olvidado el equipaje….no llevaba nada. Y pensó:
-“¿Cómo puedo yo prepararme para este viaje?”
Unas señoras que estaban cerca comentaban algo de la Navidad, de los belenes, de o que significan estas fechas, decían que se celebraba la llegada del Mesías. Contaban que fue un ángel el que le dijo a María que iba a tener un hijo que le pondría por nombre Jesús.
“Seguramente María y José estarán preparándose para el nacimiento de su hijo” pensó Juanitaxo. “Voy a prepararme yo también”
Sin más…paró delante de una tienda y entró. Se compró una mochila que llenó de amor, de sonrisas, de amistad y alegrías. Pero al lado había otra estantería en la que había muchos juguetes, chuches…que decidió coger también. Tanto echó en la mochila que apenas podía llevarla sobre su espalda.
El silbato anunciaba que el tren volvía a ponerse en marcha, y Juanitaxo entró rápidamente. No había sitio para poder colocar su mochila, así que la tuvo que poner sobre sus piernas.
¡Cómo pesaba! ¡Y qué dolor de piernas tenía…  pobre Juanitaxo!
Con la mochila en su regazo pasó la noche, y los días siguientes, mientras pensaba si de verdad era necesario todo aquello que llevaba.



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