Carta nº 290 Enero
1905
“… que el Señor le conceda terminar el año comenzado con felicidad,… dando
buen ejemplo y haciendo todas las cosas con rectitud de intención, a mayor gloria de Dios”.
Aunque
aún quedan dos meses para acabar el año, hago propias las palabras de la M.
Cándida para que acabemos este 2015 con felicidad. Hasta aquí todo normal. Pero
¿Qué significa felicidad? Hay que seguir leyendo esta carta y descubrir el significado
real de estas palabras. Entre todo, destaco “dando buen ejemplo” y “rectitud de
intención”. Y, lógicamente, como siempre, para mayor gloria de Dios, que es el
importante en todo este asunto.
Dar
buen ejemplo no es nada fácil y es, por otra parte, fundamental. El Evangelio
nos habla de esto en varias ocasiones y de diferentes formas. Pero sin ir más
lejos, ayer nos contaba una historia del aparentar y del ser, de cómo hay que
dar ejemplo de lo que eres y de cómo vives. Muchas veces nos preguntamos por
qué este maestro o maestra es tan bueno, cuando quizá nos es tan bueno
técnicamente. Pues la respuesta está en esa coincidencia de su hacer con su
ser. Y los alumnos, que son muy sabios, lo detectan rápidamente. Y los padres,
que también son sabios, lo expresan sin ningún esfuerzo.
Dar
buen ejemplo debe ser sinónimo de ser buena persona. De ser auténtico.
Hacer
las cosas con rectitud de intención está
estrechamente ligado a lo anterior.
Sería la versión interna, espiritual, profunda, de la persona que da buen
ejemplo, de esa persona que si en algo se equivoca es porque no lo ha hecho de
mala fe. Obrar con intención recta está unido a una auténtica escucha de los
demás y de las circunstancias por las que atraviesan los demás.
Que
en Señor nos conceda acabar el año dando buen ejemplo y siendo personas cuya
rectitud de intención no es otra que generar cosas buenas a todos aquellos que
se acerquen. Hoy se habla mucho de las energías positivas, negativas e incluso
destructivas. Debemos ser personas que, desde el evangelio, vayamos
construyendo espacios de paz, de transparencia, de vida. Debemos ser
generadores enchufados al Evangelio como motor de esa energía. Y así, la vida,
nuestra vida, será feliz. Garantizado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario