Siempre que llega esta fecha, 9 de agosto y ayudada por la proximidad
física a Salamanca, resuena en mi interior el recuerdo del día en que
la Madre Cándida entregó su vida a Dios y pronunció aquella frase que
expresaba el estado de su interior, de su conciencia: “tranquilísimamente tranquila”.
Y
me hago esta pregunta ¿Cómo se puede llegar a este estado de paz
interior, a este equilibrio emocional? Y pienso ¡Qué gozada acabar tus
días con esa bonita sensación!
Siempre que leo algo de su vida, de
sus cartas, descubro a una mujer inteligente, realista, intuitiva,
emprendedora, abierta, emotiva, apasionada, con gran capacidad de amar y
de sacrificarse por el prójimo. Una persona de carácter firme,
decidida, voluntariosa, compasiva, alegre, cercana, piadosa, confiada,
fiel…
Por Conchi Sierra
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