Siendo novicio, fui destinado dos meses a Chiapas, en el sur de México, para acompañar a un misionero jesuita. Junto con este sacerdote visité varias comunidades indígenas. No conocía este bello Estado, rico en recursos naturales y multiétnico, famoso en aquel tiempo por los zapatistas.
Los tzeltales y tzoltziles son pueblos descendientes de los mayas. Son muy religiosos, sus ritos están llenos de símbolos, ha habido una simbiosis y asimilación entre las costumbres antiguas y la fe católica.
Si uno visita el Templo de San Juan Chamula, llama la atención la
cantidad de velas, altas y delgadas, decorando el altar. El humo del
incienso o del copal (resina de grato olor) llena la nave de la iglesia.
Esta ambientación nos ayuda para imaginarnos la atmósfera de las
celebraciones, acompañadas también de música de guitarras, arpa y
violines. Estos instrumentos suenan en la eucaristía, por ejemplo,
después de la homilía. Hay un momento de recogimiento y oración, la
gente se pone de pie y muchos comienzan a danzar.
Por Ismael Bárcenas sj
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