05 junio 2015

Profesora en la Pontificia Universidad Urbaniana denuncia la explotación sexual en la Iglesia africana

En la misa celebrada a mediodía del domingo 31 de mayo, en la basílica romana de Santa María sopra Minerva, las lecturas y las peticiones las leyó sor Rita Mboshu Kongo, religiosa congoleña que enseña en la Pontificia Universidad Urbaniana. Fue el celebrante de la misa, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, quien pidió que ella acudiera al ambón. Reconocía así la intervención de Mboshu Kongo durante el reciente seminario sobre la condición de la mujer en la Iglesia celebrado en el Vaticano y que concluía con esa eucaristía. 
La ponencia de sor Rita en el encuentro, organizado por Donne Chiesa Mondo –el suplemento femenino de L’Osservatore Romano y que Vida Nueva publica en español– impresionó al auditorio por poner al descubierto una realidad muchas veces ocultada: los abusos que sufren algunas monjas africanas por parte de eclesiásticos y el maltrato al que les someten sus propias superioras. 
Vida Nueva tuvo la oportunidad de entrevistar a esta religiosa de las Hijas de María Santísima Corredentora antes de empezar una de las sesiones del seminario.
“¿Se ha enterado del reciente suicidio de una monja congoleña cerca de Florencia? Tenía un amor enorme por la vida. No debe tomarse con banalidad su muerte, diciendo que se quitó la vida porque estaba deprimida. Hay que buscar las causas profundas que la empujaron a hacer este acto feo para la Iglesia y para la mujer”, cuenta a este semanario. Las claves, para sor Rita, están en la “falta de formación y de acompañamiento”. “Vivía en un túnel de total oscuridad, sufrió sola sin asistencia espiritual o psicológica”, se queja, comparando este caso con el de una religiosa latinoamericana que dio a luz un bebé en enero en Macerata. “¿De quién es la culpa? ¿De esta chica que al final ha tenido que dejar el convento?”.
Por Darío Menor

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