La máscara, el complemento, la peluca; el
disfraz, ha sido la herramienta utilizada durante todo la historia del
hombre, para diferenciarnos, camuflarnos, fingirnos a nosotros mismos,
ocultarnos, y mostrarnos abiertamente sin ser reconocidos. Con una
guerra civil, un exilio, cientos de huidas, un salto a la valla de
Melilla, noches sin dormir y días sin comer, Howard Jackson utiliza esa
pluralidad de personajes en forma de disfraz esperando la luz roja junto
a un semáforo y con una cesta llena de clínex colgada del brazo.
“Entre pañuelos y sueños” va más allá de la búsqueda del retrato de
un hombre descontextualizado y reubicado por una sociedad concreta.
A través de la multiplicidad de personajes que nos ofrece su
protagonista se lleva cabo un análisis crudo y humilde de la emigración,
la supervivencia, la pérdida de identidad y la lucha por la dignidad
humana. Realizándose una comparativa entre el sueño vendido a un lado
del estrecho y la realidad aplastante del otro.
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