03 junio 2015

¿Dónde están que no los veo?

La semana pasada han salido nuevamente datos de pobreza 2014 en España del INE. Son descorazonadores. La pobreza ha experimentado su mayor alza desde el inicio de la crisis; 22,2% de la población en España está bajo el umbral de la pobreza, 30% en el caso de los niños y niñas. La privación material severa en niños/as ha aumentado, y es preocupante la situación de los menores que provienen de las familias más pobres, y de los extranjeros no europeos.
Estos datos parecen increíbles, inverosímiles. Y para una parte importante de la sociedad lo son: no por mala voluntad o maldad, sino porque no es parte de su realidad cotidiana: no se lo acaban de creer, parecen demasiado. Comentando estos datos con una mujer inteligente, encantadora y generosa (características que en ella son tan exageradas que es casi injusto: es un portento). Me preguntaba: "¿pero dónde está esa gente, que no los veo?". Y reflexionábamos que una cosa es ver a personas en situación de pobreza, y otra muy distinta es reconocerlos. ¿Los vemos? Claro. ¿Los identificamos como tales? Claro que no. No hay una forma física característica, la pobreza no es un distintivo, a quien vive en ella no se le nota. Reconocemos a quienes responden al estereotipo, a los que coinciden con la imagen previa que tenemos. A los demás no los percibimos como personas pobres, porque no nos lo parecen. Y bien está.
Por Gaby Jorquera

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