El
próximo 31 de Mayo un grupo de Hijas de Jesús celebra sus Bodas de Oro en la
Congregación. Cincuenta años de entrega al Señor es una ocasión para darle
gracias por haber regalado su fidelidad a estas hermanas nuestras, quienes a su
vez han sabido responderle cada día con su entrega generosa.
Traemos
sus palabras a nuestras redes para que nos estimule su testimonio y para
alegrarnos con ellas por esta larga etapa cumplida en nuestra familia, ahora
ampliada con tantos laicos y laicas que de ella participan:
ADELINA ZANETTI FI:
"HE VIVIDO PROFUNDAMENTE FELIZ
ESTOS 50 AÑOS DE VIDA RELIGIOSA"
Pertenece a la provincia ESPAÑA-ITALIA
Comunidad de Madrid. Casa Mater Purissima
¿Podrías, en unas líneas, hacer una síntesis de estos 50 años en la
Congregación?
Considero que estos 50 años vividos en la
Congregación han sido un don de Dios y aunque soy poco expresiva los he vivido
profundamente feliz. Me siento inmensamente amada por Dios, aun con mis fallos
y mis limitaciones. A esto he llegado de un modo progresivo y de alguna manera
ayudada por Carmen Zamalloa, que ha sido mi formadora, en las dos veces que
hice mi noviciado, y además fue mi Provincial y General. Me conocía muy bien y
he sentido siempre su cariño y su cercanía.
¿Qué desearías
resaltar de este recorrido, como más
significativo?
Que Dios me quiere Hija de Jesús y ha salvado mi
vocación a pesar de mis equivocaciones y mis fallos.
¿Podrías
dejar tu mensaje para las hermanas en formación?
Que se dejen hacer por el Señor. Que tengan mucho
cariño a la M. Fundadora y le pidan que les ayude a ser “verdaderas Hijas de
Jesús”, con el sentido profundo que para ella tenía esta expresión, tan
repetida en sus Cartas.
¿Qué les
dirías a los laicos/as, integrantes también de nuestra familia?
Tuve mucha alegría cuando se comenzó a integrar en
nuestra familia a los laicos. Esta alegría ha aumentado este curso, cuando
algunos hacían su compromiso de vivir la espiritualidad de las Hijas de Jesús.
Tres de ellos eran conocidos, cercanos y queridos. Me encanta que quieran tanto
a la Madre Cándida.
Por María Luisa Berzosa FI
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