19 marzo 2015

“Miro como desde lo alto”: Teresa de Jesús y la libertad

Es posible que la vigencia y actualidad del mensaje de Teresa de Jesús, en los albores de este siglo XXI, sea más extensa y más amplia de lo que nunca antes lo había sido. Porque, si en otros tiempos su presencia fue más intensa, dicha intensidad estaba circunscrita, en puridad, al ámbito de lo doctrinal y espiritual y devocional. Solo en el pasado siglo XX comenzaron a salir a la luz estudios históricos y literarios relevantes, ensanchando la perspectiva mística y espiritual del estudio de santa Teresa, y liberando sus escritos del secuestro al que los espirituales habían sometido a esta mujer que, por otra parte, tanto se resistió en vida a perder su preciada libertad.
Y no conviene soslayar, a la hora de hablar de la libertad teresiana, los condicionantes frente a los que tuvo que luchar, aquellos que amenazaban sus anhelos de autonomía a la hora de escribir, tales como: ser orante (en un mundo de sospechas generalizadas frente a los espirituales); de origen judeo-converso (en un mundo obsesionado con la limpieza de sangre); lectora empedernida (en un mundo de analfabetismo generalizado, y de sospechas frente a la cultura); y mujer (en un mundo antifeminista). “Basta ser mujer para caérseme las alas” (V 10,7) se quejará Teresa amargamente. Ante todo mujer, sobre todo mujer. Esta fue su queja más continua, confesada, resentida y desazonada.
Por Juan Antonio Marcos

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