19 enero 2015

PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 259

Carta nº 259      Marzo 1903

“… algo tenemos que sufrir por amor de Jesús, que tanto sufrió por nosotras”

            Parece que sufrir es una de esas palabras que quieren quitar del vocabulario actual y si pudieran hasta del diccionario. Es una palabra que no se lleva, que no tiene buena energía.

            Pero es tan real como la vida misma, es tan real que por mucho que lo intenten, nunca desaparecerá de nuestra vida. La clave es como sufrir  y por qué sufrir. Sobre el cómo sufrir sólo decir cómo sufrió Jesús. Y ahí hay mucho que descubrir, mucho que leer y mucho que aplicar. Sobre el porqué sufrir, acudo a la perla de la M. Cándida de hoy y respondo simplemente “por amor”, por amor al que tanto nos ama.

            Algo pensarían los discípulos que se acercaron a Jesús para preguntarle muchas cosas y que se atrevieron a seguirle para conocerle más. Jesús sencillamente les pregunta “qué buscáis?. Esa misma pregunta nos hace, me hace, en este momento de mi vida. ¿Qué buscas? Mucho me temo que no puedo responderle como lo hicieron ellos: no puedo preguntarle “dónde vives maestro?, porque lo sé, pero si puedo preguntarle muchas cuestiones acerca de cómo encontrar la felicidad.

            Conforme pasan los años el encuentro con Jesús es la piedra de todo movimiento, de toda ilusión y de todo cambio personal. Eso fue lo que ocurrió en la Galilea y eso es lo que ocurre hoy. Mientras eso no se dé, sólo sobreviviremos como podamos. La clave es el encuentro personal. Y a partir de ahí es cuando aparecen de nuevo aquellos detalles que tenías olvidados, es cuando empiezas a descubrir que con las cosas sencillas también se disfruta, que compartiendo también de avanza y se crece. Y vuelve la sonrisa y la risa, vuelve el dolor que se supera y sobre todo vuelve la vida.

            Algo tenemos que sufrir, sin duda, pero con sentido, con razones.


            Si hoy Jesús te preguntara ¿qué buscas?, ¿qué le responderías?

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