05 enero 2015

PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 257

Carta nº 257      Enero 1903
“…esta vida es muy breve, y después viene una eternidad que no tiene fin”

            Esto que dijo la M. Cándida en enero de 1.903, es parecido a las expresiones que hemos oído estos días de fin de año: “qué rápido ha pasado este año, parece que fue ayer cuando…” Y así, casi son darnos cuenta, aparece el 2015.

            Cuando escribía esta perla, me di cuenta de que coincide el mes en el que la M. Cándida escribió esta carta y descubrí alguna sintonía, pensé que era un buen inicio de año, que era un buen “algo que no puedo explicar pero lo siento”. Y me pregunté ¿con qué palabra podría definir este año que acabamos de iniciar? ¿Cuál sería la palabra que me ayudaría a recordar que este año deber diferente? Y descubrí una que me encajó: OPORTUNIDAD.

            Esto es lo que Dios me ofrece este año, es lo que me da cada día, es lo a lo que me siento invitado en este año. El reto sería poner en marcha alguno de los “locos” sueños que tengo. Pero es un reto sin estrés, sin objetivos ni indicadores, sin estándares que aprieten el ritmo de la vida.

            Oportunidad para disfrutar de lo sencillo.
            Oportunidad para compartir lo que soy.
            Oportunidad para dar un paso adelante.
            Oportunidad para descubrir que lo importante son las personas.
            Oportunidad para seguir tomando un café con un amigo.
            Oportunidad para que una mesa siga siendo un lugar de encuentro.
            Oportunidad para parar y disfrutar de una amanecer o de un atardecer, sin decir nada.
            Oportunidad para llenar este año de palabras y acciones de las que me sienta orgulloso el 31 de diciembre de 2015.
            Oportunidad para viajar y sentarme en una plaza a disfrutarla y olvidarme de la  foto rápida y salir corriendo.
            Oportunidad para el encuentro.
           
            Os invito a pensar en vuestras oportunidades. Y a intentarlo. Sin examen. Sin agobios. Sólo vivir y hacer la vida más agradable.

            Ah, y que los reyes magos se porten muy bien. Y me da igual que ni fueran reyes, ni fueran magos. Fueron personas que descubrieron a Jesús y seguro que no volvieron igual a sus casas. Y eso es lo que vale.


                       

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