08 enero 2015

“Hemos vengado al profeta Muhammad”

Con este grito disparaba a discreción uno de los terroristas en las oficinas del semanario satírico Charlie Hebdo, una especie de “El Jueves” francés, provocando al menos doce muertos. Este semanario ya había recibido diversas amenazas y había sido atacado en noviembre de 2011 después de sacar una edición especial titulada “Charia Hebdo” sobre el triunfo de los islamistas en Túnez.
Recordemos unos años antes, en 2005, el diario danés Jyllands Posten publicó doce caricaturas de Muhammad, una de ellas con un turbante-bomba, que incendiaron de cólera el mundo islámico a inicios de 2006. Dos años después, la policía evitó el asesinato del dibujante.
A raíz de todo esto, Charlie Hebdo sacó pecho y denunció satíricamente el fundamentalismo islámico con una explosiva portada en la que se veía a Muhammad diciendo: “¡Es duro ser amado por estúpidos!”. Esto sucedía también en 2006. Más recientemente, leíamos “El Corán es una mierda, no detiene las balas”, en la portada del 19 de julio de 2013, dónde un islamista egipcio intentaba defenderse con el Corán de unos disparos. En otro número presentaba una “vida de Muhammad” no menos desagradable.
A pesar del mal gusto de este tipo de periodismo, y del humor-denuncia a través del insulto que se extiende hacia todas las demás religiones, nada puede justificar un atentado terrorista. Así lo ha entendido el presidente de la conferencia de los imanes de Francia cuando se ha apresurado a considerar a las víctimas del semanario como verdaderos “mártires” y denunciando a los terroristas diciendo: “Pero ¿de qué Profeta están hablando? No tenemos el mismo profeta. Su profeta es el del odio y del horror”. El imán de al-Azhar y la Liga Árabe también han condenado firmemente el atentado.
Por Jaume Flaquer sj

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