La adolescencia puede ser una etapa turbulenta, de crisis
inevitable, de irresponsabilidad y conductas de riesgo. O no. Para el
filósofo y pedagogo José Antonio Marina, esta mala prensa de los jóvenes
está agravando el fenómeno en lugar de resolverlo. De hecho estos
modelos sociales, advierte Marina, se convierten en profecías
autocumplidas por el mero hecho de decirlas. «Si repetimos muchas veces que los adolescentes son ineducables y difíciles de tratar, conseguiremos que lo sean», augura. Su última obra «El talento de los adolescentes», editada por Ariel,
viene a unirse a un movimiento incipiente en países anglosajones
liderado por psicólogos especializados en esta franja de edad que aboga
por cambiar paradigma:«Porque no se adecua a la realidad y porque toma
como representación la adolescencia de un 15 por ciento que si son muy
conflictivos», advierte. Solo hay que mirar, propone, las encuestas
españolas, que nos dicen que más del 80% de individuos en esta franja de
edad no tienen ningún tipo de crisis. Es más, describe, «lo pasan bien,
se llevan bien con su familia y únicamente tienen la pelea por ampliar
los límites normal que se presenta a lo largo de la historia pero que
entra dentro de la dinámica clásica de la búsqueda de la independencia
inherente a la adolescencia. Diría de hecho que entra dentro de sus
obligaciones evolutivas».
—¿En que se basa esta nueva corriente para desmontar los mitos que hay entorno al adolescente?
—Esta nueva corriente aboga por tomar la adolescencia como
una nueva segunda oportunidad. Para ello se basa en los últimos
descubrimientos de la neurociencia, que hablan de que hacia los 13 años
se realiza un nuevo y completo rediseño del cerebro. Es una segunda
oportunidad de aprendizaje que tenemos que aprovechar para explicar a
los adolescentes que tienen que sacarse el carnet de conducir de su
nuevo producto, que es el momento de decidir sobre su personalidad.
Por Carlota Fominaya
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