El humor y
el refuerzo de lo positivo se revelan como dos claves en la vida para
conseguir o mejorar muchas cosas. Y entre ellas está la educación.
Resulta que una clase con risas es más llevadera, un temario con
historias que hagan sentir bien a los alumnos llama más a la
participación y unos contenidos “envueltos” de manera cómica facilitan
la retención de conceptos y datos. Está claro que unas asignaturas y
temas se prestan más que otras a poder aplicar estas técnicas y que no
siempre es fácil lograr que el estudio resulte atractivo. Pero,
conseguir una atmosfera en la que los alumnos se sientan felices en
clase sí es siempre posible.
Detrás de todo esto hay explicaciones psicológicas y neurofisiológicas
en las que no vamos a entrar en este post, pero que funcionan. Las
personas que se sienten contentas dan lo mejor de sí y lo mismo pasa en
el ámbito del estudio, donde se refleja con mejores notas.
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