15 diciembre 2014

PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 254

Carta nº 254      Diciembre 1902
“… pero crea que estaré muy unida en espíritu”

            Y como sin darnos cuenta, quizá porque la Navidad se adelanta tanto que parece que se come el Adviento, hemos llegado a la tercera semana. La luz se hace presente como símbolo de lo que llegará. La voz del que anuncia se  hace presente como símbolo de la Palabra que llegará.

            Se acercan esas fechas de unión, de cercanía. Pero antes de que lleguen, la M. Cándida nos recuerda que existe otra unión también muy importante, la del espíritu. Ella, desde la imposibilidad, desde la distancia, quiere estar cerca de los que quiere y pone en marcha esa unión que no necesita de carreteras o aviones, es la del corazón, la del espíritu, la de esas personas que comparten por dentro una misma razón para vivir, pero sobre todo,  para ser.

            Los escenarios pueden cambiar, pero lo que hay que hacer perdura siempre. Da igual que sea en Betania, a la otra orilla del rio Jordán, que sea Murcia. Da igual. Lo que no da igual es que nos quedemos en la periferia de lo que celebramos. De ahí la necesidad de no perder el norte en estas fechas. Y no es tarea fácil. El norte es Jesús de Nazaret, niño en un pesebre, alejado de las comodidades de Belén, acogido por un pesebre, por una cueva y por unos pastores, que con su calor hicieron de aquella noche algo imborrable.

            Buena tercera semana a todos, camino del anuncio de Dios a María en Nazaret.


            Buen final de Adviento.

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