El 27 y 28 de octubre, en el Vaticano, el
Papa Francisco convocó a movimientos sociales de todo el mundo, a los
que, según sus palabras “sufren en carne propia la desigualdad y la
exclusión”,” los que padecen las injusticias y luchan por
ellas”. Allí estaban referentes mundiales por los derechos humanos, la
lucha por la tierra, por los derechos de las mujeres, algunas de las
personas que más respeto y admiro.
Participaron el Comité De Unidad Campesina (CUC) – Guatemala,
Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) – Brasil, Union
Of Agricultural Work Committees (UAWC) – Palestina, Youth Organization
of The Kurds – Siria, Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las
Casas (Frayba) – México, Plataforma Afectados Por La Hipoteca (PAH * co-fundador a título personal) – Spain y Karnataka State Farmers Union (KRRS) – India entre otros muchos
Fue un encuentro sin excesiva repercusión mediática, ni en España ni
América Latina, sin embargo tuvo un simbolismo y una importancia
incalculable. Con este encuentro, el Papa legitimó causas y luchas de los movimientos sociales, las hizo propias.
Para regiones como América Latina donde la religión católica tiene
todavía una gran presencia en las diferentes capas sociales, esto es muy
importante.
Por Asier Hernando
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