Pablo d’Ors es el autor de Biografía del silencio, un pequeño
libro que ha vendido ya 25.000 ejemplares, un verdadero fenómeno
editorial, que recoge la experiencia de meditación del autor, sacerdote
católico y escritor. Hay belleza, hondura y calidad literaria en este
libro de espiritualidad que contiene, también, muchas afirmaciones
provocativas o chocantes.
“El arte y la meditación nacen de la entrega, nunca del esfuerzo… como el amor”, dice en el libro.
Para meditar es muy importante tener la determinada determinación de
hacerlo; lo difícil no es meditar sino querer meditar. Esto significa
que se trata de escuchar y de obedecer ese anhelo interior de plenitud
que sentimos. Es verdad que hay algunas escuelas religiosas que han
acentuado demasiado la voluntad, hacerlo todo por puños y ese no es,
ciertamente, el camino. En el zen, que tuve la suerte de conocer y de
practicar durante siete años, se dice que para meditar se requiere el
temple del soldado. El arquetipo del meditador u hombre espiritual es
para mí una mezcla entre el soldado y el loco; del soldado porque se
requiere una gran disciplina, no es un camino para personas blandas; y
del loco, en fin, porque meditar supone una gran capacidad de entrega
generosa, sin esperar frutos a cambio. Los frutos solo comienzan a
llegar en la medida en que uno deja de esperarlos.
Por Lala Franco
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