En los próximos párrafos se abrirán y cerrarán tantas
puertas que cuando quiera recontarlas será tarde. Es lo de menos. Lo de
más es que en ninguna hará falta llave. Se ase el pomo, se empuja y
adelante. Lo agarra Paco Castro Miramontes, que será el guía en este
recorrido por la casa de San Francisco en Compostela, donde las
cerraduras son casi objetos de decoración. Es el guardián del convento. Su comunidad de frailes vive en Santiago desde hace ocho siglos.
El recinto es hoy hotel de cuatro estrellas para turistas. Y
museo «único en el mundo» de Tierra Santa. Y biblioteca con 80.000
volúmenes, setenta incunables. Es archivo. Y huerta. Y auditorio. Pero
sobre todo es albergue de acogida nocturna. Y diurna. Y vespertina.
Albergue veinticuatro horas. «El equilibrio no ha sido fácil de lograr».
Pase, está abierto, está usted en su casa.
Por A. Coco
Foto de Miguel Muñiz
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