23 abril 2014

¡Ha resucitado! (Navafría III)

Por Mª Luisa Berzosa fi

Comenzamos nuestra última crónica de la Pascua de Navafría 2014 con este grito eje central de nuestra vida cristiana:  “No busquéis entre los muertos al que vive; no está aquí,  ha resucitado!”.
Fue la exclamación felizmente repetida en nuestra celebración pascual.  Ya la muerte no tiene la última palabra;  hay otra más fuerte y con mayor sentido para poder ver y sentir la vida de otra manera,  con ojos y corazón nuevo.
A lo largo del todo el sábado nos fuimos preparando para la gran Vigilia.  Y lo hicimos con el texto de los discípulos de Emaús que leímos en la capilla para iniciar una caminata hasta El Puerto.  El lema de hoy fue “¿cómo vives la BUSQUEDA y la ESPERA?”.
Queríamos hacer ese camino en silencio la primera parte,  contemplando la naturaleza,  saboreando el texto,  escuchando las resonancias de nuestro corazón sobre las vivencias de esta Pascua … también Alguien era nuestro compañero caminante,  ¿sabríamos descubrirle? ¿nos pasaría como a los de Emaús que se despistaron?...
A un cierto punto nos juntamos en parejas para compartir esa oración personal y fue muy enriquecedor poder hablar desde dentro,  con libertad y confianza,  experimentando una sintonía común,  un lenguaje familiar,  unas vivencias muy diversas porque el Espíritu habla e inspira a cada persona “movimientos” concretos que cuando se comparten se multiplican y nos llevan a la gratitud comprometida en la vida cotidiana.
Una vez llegados a la meta:  Puerto de Navafría 1773 metros,  situado en el límite de las provincias de Segovia y Madrid.   Allí pudimos degustar los apetitosos bocadillos y descansar para volver a casa aprovechando los coches de varios participantes.
Pudimos reponer fuerzas con una buena chocolatada y después de preparar cantos y los diversos momentos de la Vigilia pasamos a la celebración por excelencia:  la Resurrección.  Fue una verdadera fiesta de alegría,  cantos,  participación y al final una acción de gracias con compromiso para continuar en la  vida cotidiana,  a la luz de la oración ignaciana:  en todo amar y servir:  permanecer,  rezar unos por otros,  no rendirnos,  seguir en búsqueda,  agradecer la experiencia,  deseos de contagiar …
Después de la cena siguió la fiesta hasta bien entrada la madrugada, muy divertida,  con participación incansable de todo el grupo … en consecuencia hemos dormido poco porque antes de salir hay que dejar limpia la casa y el autocar también madruga … a las 8.30 comenzó la dispersión.
También antes de separarnos hemos preguntado a algunas personas cuál es el mensaje que se llevan de esta Pascua.  Estas son sus respuestas:

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