20 enero 2014

PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 215

Carta nº 215     Septiembre 1901
“Dios sea bendito y Él me dé paciencia y fuerzas para sufrir todo por su amor”

            Ayer en el Evangelio que Juan nos contaba  hay algo que me quedó como importante: “Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios”. Es un proceso que se repite muchas veces en nuestras vidas:
Camino ----- Experiencia-----Vida

            La M. Cándida en muchas ocasiones expresa este mismo proceso. Hace falta ponerse y estar en camino. Hace falta tener una experiencia (Yo lo he visto, lo he sentido), y todo ello te lleva a vivir, a dar vida, a dar testimonio.

            Y hoy la M. Cándida sigue bendiciendo a Dios, de quien se ha fiado y se sigue fiando, y le pide paciencia y fuerzas para seguir caminando sabiendo que en ese camino hay etapas de sufrir. Me gusta la aclaración del final …por amor. Y es que debe ser así, y es que sufrir por sufrir, como que no. Trabajar, caminar y lo que sea por amor , parece que tiene sentido.

            Buscar la paciencia es intentar tener esa calma que hace que lo que te brota por dentro y te hierve la sangre no salga como un volcán, sino que se piense y se dé una vuelta para intentar hacer lo mismo pero con calma. Buscar la paciencia es esperar confiado a que lo que has sembrado salga. Y ahí siempre es cuando aprendo de mi padre como buen agricultor, siempre se dedicó a sembrar, siempre pendiente de lo sembrado y siempre confiando en que saliese buena cosecha, siempre confiando en Dios para que saliese algo bueno. Y cuando las cosas no salían como se esperaba, pues a volver a sembrar, a volver a plantar y a volver a confiar.

            Ahí es donde descubro la unidad de la paciencia y la fuerza necesaria para seguir haciendo lo que debes hacer. La paciencia siempre debe ir unida a la fuerza para sufrir y para alegrarse y agradecer.


No hay comentarios: