“Dios sea bendito y Él me dé paciencia y fuerzas para sufrir todo por
su amor”
Ayer en el
Evangelio que Juan nos contaba hay algo
que me quedó como importante: “Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que
este es el Hijo de Dios”. Es un proceso que se repite muchas veces en nuestras
vidas:
Camino -----
Experiencia-----Vida
La
M. Cándida en muchas ocasiones expresa este mismo proceso. Hace falta ponerse y
estar en camino. Hace falta tener una experiencia (Yo lo he visto, lo he
sentido), y todo ello te lleva a vivir, a dar vida, a dar testimonio.
Y
hoy la M. Cándida sigue bendiciendo a Dios, de quien se ha fiado y se sigue
fiando, y le pide paciencia y fuerzas para seguir caminando sabiendo que en ese
camino hay etapas de sufrir. Me gusta la aclaración del final …por amor. Y es
que debe ser así, y es que sufrir por sufrir, como que no. Trabajar, caminar y
lo que sea por amor , parece que tiene sentido.
Buscar
la paciencia es intentar tener esa calma que hace que lo que te brota por
dentro y te hierve la sangre no salga como un volcán, sino que se piense y se dé
una vuelta para intentar hacer lo mismo pero con calma. Buscar la paciencia es esperar
confiado a que lo que has sembrado salga. Y ahí siempre es cuando aprendo de mi
padre como buen agricultor, siempre se dedicó a sembrar, siempre pendiente de
lo sembrado y siempre confiando en que saliese buena cosecha, siempre confiando
en Dios para que saliese algo bueno. Y cuando las cosas no salían como se
esperaba, pues a volver a sembrar, a volver a plantar y a volver a confiar.
Ahí
es donde descubro la unidad de la paciencia y la fuerza necesaria para seguir
haciendo lo que debes hacer. La paciencia siempre debe ir unida a la fuerza
para sufrir y para alegrarse y agradecer.
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