04 septiembre 2013

¡Qué viva el aprendizaje cooperativo!

Lo cierto es que el aprendizaje cooperativo es mucho más que juntar a los alumnos en grupos y entregar un trabajo después de un tiempo dejándoles a su libre albedrío. Tampoco se trata de una actividad concreta por parejas que utilizamos en un momento de la clase para intercambiar opiniones. De hecho, ¿quién por su propia experiencia en el trabajo o en sus estudios, -mejor no entrar a poner ejemplos de las comunidades de vecinos- no ha sido consciente de que simplemente, compartir objetivos en grupo no es lo que se entiende por trabajar en equipo? Cuando en la escuelita La Cabaña el aprendizaje y la enseñanza se organizaban de forma cooperativa, la naturalidad del proceso no impedía descubrir una serie de elementos imprescindibles que garantizan el éxito del modelo de círculos activos.

¡Qué viva el aprendizaje cooperativo!

El aprendizaje cooperativo engloba un conjunto de prácticas que aseguran la auténtica cooperación entre los miembros de un grupo. Estas prácticas permiten que todos los miembros alcancen los objetivos con éxito, a la vez que brindan la oportunidad de desarrollar numerosas habilidades y actitudes, más allá de los aprendizajes exclusivamente académicos. Aprender haciendo uso de estrategias cooperativas es una de las habilidades imprescindibles del entorno laboral y educativo del presente, no hay que recurrir al futuro para enfatizar su modernidad. Ya sea en la selva de Colombia o en tu ciudad, es necesario introducir de forma eficiente el aprendizaje cooperativo en las escuelas, porque los beneficios de desarrollar con éxito este modelo son, a todas luces, considerables en lo cognitivo, en lo emocional y en lo social para los alumnos y el conjunto de la escuela. En este sentido, como ya hemos visto, el modelo de círculos activos es una oportunidad exportable en todo el mundo, también para ti.

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