Su naturaleza es migratoria, pero sus ritmos y viajes han cambiado. Las cigüeñas vienen experimentando un comportamiento diferente del de hace unas tres o cuatro décadas en nuestro país.
El catedrático de Física Aplicada Antonio Ruiz de Elvira ha observado
que las cigüeñas de Alcalá de Henares, donde da clases, tienden a no
irse en invierno. E, incluso, algunas se 'escapan' en verano a otros destinos, presumiblemente más húmedos.
Según el profesor, esto puede tener una explicación climatológica.
Ante la sequedad de nuestros veranos y unos inviernos bastante suaves,
respecto a décadas pasadas, estas aves prefieren evitar el sobreesfuerzo del viaje.
Las cigüeñas se alimentan de pequeños invertebrados que suelen vivir en humedades
y de restos de comida de los vertederos. Alcalá tiene lo segundo, pero
el río y sus charcas tienden a tener mucha menos agua en verano. Todo
ello, como un síntoma del calentamiento global.
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