Vuelven las escuelas rurales. Los recortes y la falta de alumnado son
la causa inmediata que ha llevado al Gobierno gallego a tomar la
decisión política de agrupar a niños de diferentes edades en una misma
aula para ahorrar costes. Será a partir del año que viene cuando un
total de 60 centros se conviertan en unitarias, principalmente en las
provincias de Lugo y Ourense.
La cifra límite que permitirá mezclar a alumnos de diferentes niveles
educativos es de 20. Cuando la matrícula no alcance los 20 exigidos, los matriculados en los diferentes tramos de la Educación Infantil, Primaria y ESO formarán parte de una misma clase y a cargo de un sólo profesor para las materias troncales y de un especialista sin residencia en el centro.
La decisión, que no ha pillado por sorpresa al sector educativo, está siendo muy cuestionada por padres, docentes y sindicatos.
Los representantes de los trabajadores hablan de una vuelta a las
unitarias de los tiempos del franquismo, y los profesores califican la
medida como un retroceso gigantesco.
Algunos de los maestros que ya se encuentran en esta situación
utilizan la palabra "resignación", pero no dudan en dar la cara para
cuestionar abiertamente la medida. Maite Bugallo es una de esas docentes que imparte sus clases a niños de 3º, 4º y 5º de Primaria en una misma aula.
Trabaja en un centro en el ayuntamiento orensano de Junquera de
Espadañedo. Tiene que repartir su tiempo en los distintos niveles y dice
ingeniárselas para atender a todo el mundo.
División del tiempo de clase
Maite explica que lo que hace es "dar 20 minutos de materia a cada
niño, es decir, reparto la hora de matemáticas en los diferentes niveles
y a cada curso 20 minutos". La profesora se justifica: "No puedo hacer
otra cosa, yo reconozco que tienen poco nivel y que nunca estarán
preparados como los de las capitales pero otra alternativa es inviable".

La sensación de impotencia la comparte su compañera
Ruth, maestra de educación infantil, quien tiene en su clase a niños de
3, 4 y 5 años. La maestra no duda en afirmar que para ella "es tan grave
lo que ocurre en Primaria como en Infantil porque los niños de 3 años
despistan a los de 5, juegan más e interrumpen la clase".
Sin solución aparente
Tanto Maite como Ruth prefieren 25 alumnos por clase de un mismo nivel
que la situación que padecen ahora. Las dos maestras no entienden "cómo
quieren que apliquemos criterios de pedagogía moderna en estas
condiciones". Especialmente severa se muestra Maite, que apunta que "esto va a ser peor que en los años 60 y 70 porque en las unitarias de antes los alumnos recibían menos conocimientos, pero ahora tienen que estar mejor preparados".
Hasta la fecha, ambas docentes llevan un año en el centro y saben que el próximo curso no continuarán porque son provisionales o en comisión de servicios. Ellas saldrán, pero afirman que "lo peor son los niños que cambian cada año de profesor".
La situación no tiene una solución inmediata. Los propios alcaldes de
los pueblos prefieren mantener los colegios abiertos aunque el claustro
sea de un único profesor, y la Xunta no está dispuesta a enviar docentes a centros con menos de 20 alumnos.
Por su parte, los sindicatos creen que es el momento de presionar. El responsable de enseñanza en CCOO de Orense, Álex Portela, apunta que "si esto no se soluciona vamos hacia dos itinerarios bien diferenciados: por un lado las capitales y por otro las escuelas rurales". Portela deja claro que "el otoño se presenta caliente y vamos a ir a por todas porque no queremos convertirnos en cómplices del ataque a una de las mayores conquistas de la democracia", que es, para Portela, el derecho a la educación.
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