Vasco y "brasileiro". Así se sentía este barakaldés que aterrizó en el Estado brasileño de Bahía en 1955 donde, como cooperante y misionero, puso todo su trabajo y sus amplios conocimientos al servicio de las capas más desfavorecidas de la sociedad. Tras cerca de seis décadas dedicadas a los más necesitados en el país latinoamericano, Francisco Javier Barturen falleció el pasado 25 de agosto en Salvador de Bahía (Brasil).
Nacido en 1930, Barturen ingresó con 15 años en la Compañía de Jesús. Entre otras materias, estudió Filosofía, Teología y Desarrollo Económico Comunitario.
Con 25 años fue destinado a Bahía, una de las provincias más desfavorecidas de Brasil; luego se fue a Estados Unidos para más tarde regresar a Bahía, donde ejerció una enorme actividad. Fue fundador de escuelas de alfabetización de adultos, de escuelas comunitarias, de colegios primarios y de la Congregación Universitaria Mariana. Además, con el apoyo económico del Gobierno vasco, en 1982 creó Fundipesca, una fundación que como el propio Barturen definió en más de una ocasión "sirve no solo para dar comida y trabajo a la población, sino también para sacudir las conciencias de las autoridades del país, que decían que en Bahía no había pescado".
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