26 agosto 2016

Si quiere que su hijo triunfe, que estudie menos y aprenda más


Los educadores reivindican una enseñanza personalizada que potencie las habilidades de los niños. La genética también tiene algo que decir.

"Todo el mundo tiene su propia vocación. El talento es la llamada", escribió el filósofo estadounidense Ralph Waldo Emerson en su texto Leyes Espirituales (1841), incluido en Ensayos (Cátedra). Y el talento brota en una fase muy temprana. Tanto que, por ejemplo, los genes de ciertos cromosomas están relacionados con la habilidad para aprender música, como demostró un estudio de 2014 de la Universidad de Melbourne (Australia). Ese mismo año, otro estudio publicado en Nature por científicos británicos encontró que la aptitud para la lectura y las matemáticas en niños de 12 años “tiene un componente genético sustancial”.

Pongamos que su hijo demuestra una gran facilidad para una materia concreta. ¿Destacará en ella el día de mañana, de una manera natural? Algunos pueden venir al mundo siendo un Mozart, Dickens o Einstein en potencia, pero el entorno influye y mucho. “Sabemos que cada niño viene dotado de serie de unos genes que le predisponen para destacar en ciertas habilidades físicas, artísticas, musicales, matemáticas o lingüísticas”, afirma Álvaro Bilbao, neuropsicólogo y autor del libro El cerebro del niño explicado a los padres (Plataforma). “Estos genes se van expresando a medida que el cerebro va madurando y que el niño está expuesto a situaciones que estimulan dichas habilidades. Podríamos decir que la potencialidad está ahí desde siempre y se evidencia cuando entra en contacto con el estímulo”.

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