Carta nº 321 Junio 1906
“… cuando ponemos toda nuestra confianza en Dios, Él nos ayuda y
bendice todos nuestros trabajos”
Hoy, como tantos
otros, es un buen día para dar gracias por los santos, por aquellas personas
que hicieron de su vida un ejemplo a seguir, que hicieron de su vida luz para
nuestro camino. Hoy es un buen día para felicitar a todos mis amigos y amigas con
los que comparto el santo de Padua, San Antonio. Porque esas personas hicieron
que su vida formara parte de nuestra vida. Igualmente es un buen día para dar
gracias a nuestros padres que nos bautizaron con ese nombre.
De
los santos destacan muchas virtudes, pero hay una que tiene vital importancia,
la confianza en Dios. Su vida estaba alrededor de la confianza en ese Dios
Padre que de todos cuida. Sus dificultades las superaban desde esa confianza y
sus proyectos salían desde esa misma visión de su vida y de la vida.
Y
hablando de confianza y de santos, hoy, la M. Cándida se hace presente con esta
perla genial que merece la pena desgranar:
“…cuando ponemos toda nuestra confianza en
Dios…”. Esta es una de esas frases
que debemos poner a nuestros alumnos y amigos para que la terminen, para que
dejen su corazón abierto y la continúen. Pero resalto alguna palabra dentro de
esta parte de la perla: “toda”: dejarse
en las manos de Dios, pensar y sentir que Él nos cuida porque nos ama y no
puede dejar de hacerlo. Vivir así es vivir de otra forma. Cuando toda nuestra
confianza está puesta en Dios…
“Él nos ayuda”. Si a la M. Cándida le
hubiese dicho que acabara la frase anterior esto es lo que hubiese contestado:
Él nos ayuda. Genial. Porque esto se dice de esta forma cunado lo has
experimentado, cuando lo has vivido y has visto cómo ayuda Dios y has
descubierto su brisa acompañando tu camino y te has sorprendido con lo que te
ocurre alrededor que no esperabas y es cuando vuelves a sonreír y miras al
cielo y piensas: Ahí estas, gracias.
“y bendice todos nuestros trabajos” y
les da su fruto. Todas nuestras luchas merecen la pena si son bendecidas por
Dios. Todos nuestros afanes tienen sentido si son para bendecir a Dios. Y
cuando Dios bendice nuestro trabajo es cuando sus frutos se notan, es cuando
las dificultades se vuelven oportunidades. Y cuando Dios bendice nuestro
trabajo, sólo nos queda bendecir a Dios y dar gracias a la vez que seguir
intentando hacer camino.
Esta
es una de esas perlas que colocaría en los pasillos para que los padres, alumnos y comunidad educativa no la olvidaran.
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