11 mayo 2016

Cambio educativo, cambio social


Soy maestro desde hace más de veinte años y en estas dos décadas me he equivocado en multitud de ocasiones en mi ser como docente. Reconozco que muchas veces se me ha hecho difícil ver que soy o he sido tóxico en el claustro, que he sido o soy resistente al cambio, que en muchas cosas respondo al modelo de profesorado tradicional y que me cuesta salir de mi zona de confort. Pero, el que esté libre de culpa que tire la primera piedra.
Ningún docente que se precie está exento de culpa, ya que por muy innovadores que pensemos que somos, tenemos muy mucho de esa escuela tradicional que se nos marcó a fuego durante tantos años. Por ello, debemos partir de ahí para —poco a poco— ir transformando nuestra aulanuestro cole, pero, sobre todo, nuestra sociedad.

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