
El uso que hacemos del lenguaje es clave para que esto suceda. Con solo pequeños ajustes en nuestro vocabulario y en la manera de relacionarnos con los niños podemos conseguir grandes resultados. ¿Te gustaría descubrir trucos que podrás aplicar desde hoy mismo? Continúa leyendo y te cuento más.
Idea 1. ¡Sitúate a su altura!
Cuando hablamos con los niños, solemos hacerlo por costumbre y comodidad desde nuestra altura de adultos que, por supuesto, no es la misma que la de los niños. Así, ellos han de elevar la vista, mientras que nosotros la bajamos. Jugamos con ventaja, ¿no te parece? No les hablamos de igual a igual.
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