El pasado sábado, el primero de Pascua como ya es
tradicional, los claustros y personal de los tres colegios de Galicia nos
juntamos para compartir la jornada y celebrar la alegría que brota de la
Resurrección.
En este año de la Misericordia decidimos, como los de Emaús,
lanzarnos a andar. Realizamos el último
tramo del Camino Francés y al llegar a la Catedral de Santiago cruzamos la
Puerta Santa, abierta especialmente en este tiempo jubilar.
Durante el camino hubo momentos para la reflexión personal y
el compartir en grupos, según las pautas que guiaron nuestro discurrir hacia
Santiago: ¿qué llevo en mi mochila, qué es lo que me pesa y qué es
imprescindible?, ¿cuáles son las flechas amarillas que me orientan en la vida?
¿en qué fuentes bebo, dónde sacio mi sed, dónde me refresco?, ¿soy agua para
otros?...
Por la mañana, en una día gris pero en el que nos respetó la
lluvia, poco a poco fuimos haciendo camino, por dentro y por fuera. Y como los
de Emaús fuimos sintiendo que nuestro corazón ardía durante ese espacio y
tiempo para el encuentro (con nosotros, con los demás, con Él).
Y al final del Camino, celebramos la Eucaristía en la
Catedral de Santiago, reconociéndole en el Pan partido y compartido.
Compartimos también la comida, en un ambiente festivo, de
comunidad que se alegra de encontrarse y hacer camino juntos.
Pablo Labandeira
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