27 abril 2016

27 de abril: Día de Antoñita Bandrés

En un hogar acomodado de Tolosa, Guipúzcoa, España, nació esta beata el 6 de marzo de 1898. Su padre Raimundo Bandrés era un reputado jurista que había formado una gran familia junto a Teresa Elósogui. Antonia fue la segunda de quince hermanos. Nació frágil y recibió cuidados y ternura a raudales que hicieron mella en su forma de ser. Tanto derroche de atenciones revertieron en su personalidad en tal grado que durante los primeros años fue una persona inmadura en la que se apreciaba una hipersensibilidad preocupante.
Su madre se había ocupado de inculcarle muchos valores que, unidos a su gran devoción a María, fueron abriéndole luminosos caminos. Pero en el transcurso de su adolescencia, esta madre generosa y llena de piedad, no ocultó su inquietud: «¡Qué chiquilla más fastidiosa!, decía, ¡cuánto vas a sufrir con ese carácter!». Sin embargo, el germen de tan buen ejemplo ya estaba larvado en el corazón de la joven. Comenzó una labor caritativa con los pobres y necesitados que malvivían en los suburbios acompañando a su madre de la que aprendió a contemplar el rostro de Cristo en ellos. También contaba con la discreción de una empleada doméstica que la seguía solícita en esta acción solidaria que llevaba a cabo y que iba dejando una huella indeleble en los agraciados, conmovidos por su espíritu humilde, sencillo y generoso. Finura de trato y el tacto que brotaba de su caridad le permitieron suavizar las aristas que halló en personas difíciles y hábitos violentos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

14 años fui colegial en las Jesuitinas, de guarderia a COU. Recuerdo cuando pusieron el retrato de Antoñita en las escaleras de subida del patio. Tantos años viendo su rostro... Hasta que le pedi a una Madre me diera su biografia. Y me enamoré de su testimonio, de su dulzura, humildad, espiritu de fe. Gracias Antoñita por tu testimonio que me encandiló y a las Hijas de Jesús que me enseñaron a amar a Dios. Hoy soy sacerdote, y en mi escritorio los retratos de Madre Cándida y Madre Maria Antonia. A mis maestras en la fe, Madres Carmen, Concepción, Dolores, Hna. Engracia, Guadalupe... Gracias! En mi corazón siempre