Un buen maestro quiere a sus alumnos, se apasiona con lo que hace, se reconoce como aprendiz permanente y está conectado a todos y a todo. ¿Cómo lo consigue?
* Quiere a sus alumnos: un buen maestro se quiere y se cuida a sí mismo para poder cuidar y prestar la máxima atención a los demás. Es consciente de que educar es algo más emocional que curricular. Por este motivo cree en sus alumnos y se siente orgulloso de ellos. Los quiere a pesar de los resultados obtenidos en las evaluaciones externas, en los informes PISA, etc. Porque sabe que ahí no están los resultados que a él le interesan. Esos resultados están en la calidad humana de los alumnos que ha formado. Para él es evidente que la excelencia educativa es hacer buenas personas y no lo que las leyes educativas y los políticos venden. Siempre ha sabido que los problemas de los alumnos exceden ampliamente lo curricular y está empeñado en que todos descubran quiénes son y se den cuenta de que merecen la pena.
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