21 marzo 2016

PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 309

Carta nº 309      Enero 1906
“… no quiero faltar a lo que se compromete una”

            En la anterior perla comenté un párrafo de Carlos Díaz sobre: “Si me voy antes que tú”. Hoy quiero compartirlo para quien no lo haya encontrado. Con la euforia del Domingo de Ramos y con la vista puesta en la Semana Santa, comparto un mensaje de vida y esperanza:

            “Si me voy antes que tú, no me busques entre los muertos, encuéntrame en todas aquellas cosas que no hubieran existido si tú y yo no nos hubiésemos conocido. Yo estaré a tu lado en nuestra amistad, en tantas experiencias que supimos compartir, en cuantos pasaron a nuestro lado recibiendo algo de nosotros e incorporando algo nuestro. También nuestros fracasos serán testigos permanentes de que estuvimos vivos, sin ser ángeles, sino humanos. No te ates a los recuerdos ni a los objetos, porque donde quiera que hayamos estado, allí habrá algo mío; por la amistad de tantos años, el mundo estará ya para siempre salpicado de nosotros.

            Llora si quieres, porque el cuerpo se llena de lágrimas ante todo aquello que es más grande que él, pues cuando la lengua no es capaz de expresar una emoción, ya sólo pueden hablar los ojos.

            Y vive. Vive creando cada día y más que antes. Porque desde mi otra presencia yo también estaré creando junto a ti, y será precisamente en ese acto donde nos habremos encontrado. Sin entenderlo muy bien. Como los granos de trigo que no entienden que su compañero muerto en el campo haya dado vida a muchos nuevos compañeros. Con esa esperanza dejarás tu huella hasta que tu muerte nos vuelva a dar la misma voz, cuando nuestro próximo abrazo sea ya sin ruptura”

            Y Jesús no faltó, como dice la M. Cándida, al compromiso que tenía con todos nosotros y especial con cada uno de nosotros. No quiso faltar, a pesar de lo que le suponía, a pesar de todo. Por eso esta semana a la que bien llamamos Santa, es una semana de esperanza, de intensidad en los acontecimientos, pero que no podemos olvidar que acaba en la pascua, en la resurrección, en la alegría y el gozo de sabernos queridos y encontrados.

            Me gustaría no faltar al compromiso que adquirí aquel 20 de noviembre de 2008 de compartir los lunes esa perla humilde que encuentro en cada una de las cartas de la M. Cándida.


            Vivamos esta semana con la alegría de vivir como hijos de Dios resucitado y que nos llama a vivir como eso.

No hay comentarios: