07 marzo 2016

PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 307



Carta nº 307     Enero 1906
“Son incomprensibles los altos juicios de Dios, y Él tenga misericordia de nosotras”

            Menos mal que Dios no nos juzga con nuestros criterios. Los juicios de Dios llevan otra medida, como los juicios de los buenos padres. Pero quizá debamos pensar que nuestros juicios vayan acercándose a los de Dios. ¿Por qué tanto juicio sobre los demás? ¿Por qué? ¿En qué rol de sociedad nos han metido, o nos hemos metido?

            Cuando decía los juicios de Dios creo que el criterio principal lo explica la M. Cándida a continuación: la misericordia. Dios nos juzga con misericordia porque nos conoce y nos quiere. Cuando yo conozco a una persona un poco más de lo que aparenta, el juicio sobre él es diferente, porque sé cómo es por dentro (por lo menos un poco), porque sé que no es así del todo. Esa es mi esperanza, la misericordia.

            Cuando decimos los juicios de Dios, cuando pensamos en los altos juicios de Dios se nos puede ir la razón elucubrando esas teorías tan bien estructuradas sobre los juicios de Dios, y sin embargo, el evangelio de ayer nos pone las cosas en su sitio. El juicio de Dios es el amor, es la justicia, es la misericordia. Dios no nos juzga por lo que hayamos hecho, sino por lo que queremos hacer, Dios no nos juzga por lo que hayamos sido, sino por lo que queremos ser. Yo creo que la M. Cándida sabía esto perfectamente, su ánimo era siempre adelante confiada en esa misericordia de Dios, en esos juicios de Dios, en esa fuerza que nace de sentirse querido a pesar de todos los tropiezos, porque a pesar de todo, queremos seguir adelante junto a ese Padre que nos quiere seguir cuidando Y esto no tiene precio.

            Y dejemos para el futuro los juicios de Dios, pero vivamos sin perderlos de vista, haciendo del presente como si fuera nuestro último día, pero a la vez construyendo el futuro desde lo que somos hoy.

            Primer lunes de marzo, cuarta semana de cuaresma, tiempo para seguir queriendo hacer algo mejor. Tiempo para pensar en eso concreto que quiero mejorar, eso concreto que hará que los que están a mi alrededor estén mejor, aunque no lo digan. No importa, lo importante es lo que yo puedo hacer y por qué quiero hacerlo.

No hay comentarios: