15 febrero 2016

PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 304

Carta nº 304      Enero 1906
“Pero en cuanto se pueda, la mandaré, pues también tengo yo empeño en que ese y todos nuestros colegios vayan adelante”

            Gran empeño de la M. Cándida: que todos los colegios vayan adelante. La historia de cada uno será diferente según las circunstancias, pero el objetivo es claramente compartido. Es bueno que todos los colegios y todas las personas que los componen, vayan adelante. Quizá la forma de ir es lo que debería definirse un poco mejor, o simplemente descubrir qué significa ir adelante.

            Para mí, ir adelante significa tener un objetivo, tener una meta, tener un fin al que dirigir todas nuestras acciones, o como decía una canción, a quien dirigir nuestros pasos. Cuando esto está bien definido, es cuando el camino es claro, a pesar de sus propias dificultades, y al final descubres que puedes seguir caminando sin renunciar a aquello que tenías como meta y a lo que dedicaste gran parte de tu vida y a lo que quieres dedicar el resto de los días que te quedan.

            El deseo de la M. Cándida supera el deseo de las personas y lo deja en manos de Dios del que sabemos que nos quiere aunque a veces no le entendamos. Es algo así como cuando un padre hace algo por el bien de su hijo y este no entiende el por qué. Y ahora es cuando, echando la vista atrás, me doy cuenta que por encima de las personas está la misión de Dios, por encima de las instituciones está siempre Dios y su evangelio. Y también es cuando descubro y recuerdo algunas torpezas por mi parte, o simplemente alguna falta de confianza en Dios.

            Pero en esta cuaresma, en este camino, me quedo con una de las cosas que sacó Pedro Tudela cuando vino el miércoles de ceniza a compartir este día de inicio de la cuaresma, cargado de su mochila al hombro, y empezó a sacar objetos de esa mochila, objetos necesarios para el camino: me quedo con la brújula.

            Porque al final de todo siempre hay alguien que nos salva de nuestros naufragios, como el pescador que nunca abandona al que zozobra hasta que viene alguien a rescatarlo. Y puestos a indicar una forma mejor de entenderlo os animo a ver la película “El guardián” la historia de unas personas dedicadas a rescatar a aquellos que quedan a merced del mar. Os animo a ver el final de esa película. Creo que si lo buscáis por: final de la película el guardián, sale el trocito del que hablo, son casi dos minutos.


            Buena cuaresma, confiemos en Dios y en sus pescadores y el mar de las tentaciones se convertirá en mar en calma.

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