Carta nº 302 Noviembre 1905
“Jesús y María son los mejores amigos y abogados para la hora de la
muerte”
A
la hora de la muerte y para cualquier
hora.
No
hay mejores amigos que ellos, sobre todo porque son de los que nunca fallan y a
los que siempre podemos acudir. Y yo creo que la M. Cándida lo sabía y lo ponía
en práctica.
Es
difícil tener buenos amigos, de esos a los que le puedes confiar todo, con los
que puedes hablar de todo, de esos donde “siempre” y “nunca” son palabras que
se les pueden aplicar. “Siempre están y nunca se olvidan”. No es muy habitual y
por eso hoy es un buen momento para agradecer a Dios el tener amigos de esos.
No imagino mi vida sin esa amistad. Por eso cuando se habla de tesoros que uno
tiene, este es uno de ellos, este es uno de esos que hay que cuidar.
Febrero
empieza con amistad. Y al hablar de amistad no se puede hablar en abstracto.
Cuando se habla de amistad se habla de personas, y cuando se habla de personas,
se habla de rostros.
Y
no puedo dejar de pasar por alto la festividad de Santa Águeda del 5 de febrero.
Una fiesta con mucha tradición en Catral y con una multitudinaria romería por
la calle que lleva su nombre. Una imagen que representa como una mujer lo tuvo
muy claro y confió en Dios para mantener aquello en lo que creía. Ni el dolor
ni el sufrimiento pudo ante los caprichos de alguien importante. Hoy sigue
siendo una figura relevante en este pueblo.
Sigue
siendo hoy un buen día para seguir dando gracias por tener unos amigos como los
que tengo y sobre todo por considerar a Jesús y María como amigos.
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