Carta nº 300 Octubre 1905
“… pues estoy muy agradecida por todo.”
Esta
perla podría ser perfectamente mi sentir hoy, cuando he llegado a la carta nº
300. Atrás quedaron tantos momentos desde ese noviembre de 2008, que también,
hoy, me brota ese “estar agradecido”. Han sido 8 años donde las cartas de la M.
Cándida han sido mis compañeras de alegrías y penas, pero sobre todo, han
significado ilusión y compañía, frescura, identidad y ayuda eficaz en el
camino.
Y
aquí sigo, camino de la nº 476 que aunque está sin fecha, parece que
corresponde a ese mes de agosto de 1912. Espero poder completar, con la ayuda
de Dios, ese proyecto de descubrir las perlas escondidas en sus cartas y así
llegar al objetivo propuesto. Todas las semanas se convierte en un rato de
oración personal donde el evangelio y la carta se unen con la vida actual y
provocan una sencilla reflexión. Por eso me siento muy agradecido.
Asumo
este reto de llegar al final desde el convencimiento de saber que estamos en
manos del Padre que de todos cuida, desde lo que cuenta Mateo en su capítulo 6
allá por los versículos 28 y 29, con confianza en sus manos, intentando quitar
preocupaciones innecesarias aun sabiendo que me queda mucho por quitar.
Me siento
agradecido porque encontré un lugar para trabajar y descubrí, poco a poco, que
ese lugar se convertía en una parte importante de mi vida, que las personas se
convirtieron en familia. Y más tarde fui descubriendo, como dice san Pablo
cuando escribe a los corintios, que:
“Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común”.
Y así quiero seguir hasta que
llegue el momento de decir adiós. Pero, mientras tanto, dando gracias y
disfrutando ese día a día que Dios nos regala e intentando que los demás
también puedan disfrutarlo.
Ayer
nos trasladaba el evangelio a ese pueblo de Galilea llamada Caná, y
recordábamos cómo Jesús inicia su proyecto, como María está a su lado y como es
para el beneficio de las personas. Ese es el camino, con Él, con María y para
el bien de los demás. Me queda mucha faena pero no me falta el ánimo.
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