27 enero 2016

La misericordia en las obras



El título tiene resonancias de los Ejercicios Espirituales “el amor debe ponerse más en las obras que  en las palabras” y también el Papa Francisco nos lo recuerda en su documento “El rostro de la misericordia” y nos invita a concretar esas obras que llamamos corporales y espirituales.
Y recomendó a los educadores en el congreso de educación en Roma que hicieran la adaptación a este momento de cómo se pueden vivir la misericordia,  es decir,  que tradujeran a su realidad esta dimensión del evangelio que el mismo Francisco llama “viga maestra que sostiene la vida de la iglesia”.
La compasión y misericordia de Dios sostiene nuestra vida;  no nos cansaremos de repetir “eterna es su misericordia” porque es la experiencia que nos acompaña a quienes volvemos nuestros ojos y nuestro corazón al Señor en lo cotidiano de nuestra vida.
Y desde esa experiencia no podemos olvidarnos de nuestros hermanos y hermanas,  tantas personas como se cruzan en nuestro camino necesitadas de recibir consejo,  aprendizajes, perdón,  consuelo, comida,  bebida,  vestido,  posada,  liberación … y también nosotras estamos necesitadas de ser ayudadas,  comprendidas,  impulsadas,  animadas … para seguir el camino de Jesús con otros y otras.
¿Y si en la Cuaresma que vamos a comenzar enseguida nos dedicásemos a practicar “alguna” obra de misericordia?  … ¿en la comunidad,  en la familia,  con los alumnos,  entre los compañeros,  en la parroquia,  en el barrio? ¿no se establecería una corriente de amor,  paz,  perdón,  respeto,  diálogo … que nos ayudaría a todos?. Podemos intentarlo.
Leer juntos y comentar este documento de Francisco puede ser un estímulo que nos anime,  una compañía para el camino de los cuarenta días que nos preparan a la Pascua.  Escuchemos sus palabras:
“La cuaresma de este Año Jubilar sea vivida  con mayor intensidad,  como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios.  Repetimos con el profeta Miqueas: Tú eres un Dios que cancelas la iniquidad y perdonas el pecado,  pues amas la misericordia”.
(MV 17).

María Luisa Berzosa fi

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