Juanitatxo de camino
a Belén
Tranquila y relajada Juanitatxo se durmió
profundamente… tan bien se sentía que no se despertó en todo el trayecto hasta
que escuchó el silbato, pues la última estación había llegado.
Ahora había que ponerse en marcha, pues para
llegar a Belén todavía quedaba un largo camino por recorrer, y este tenía que
hacerlo andando.
Menos mal que ahora la mochila de Juanitatxo
no pesaba tanto. Decidida en su viaje comenzó a caminar…y caminando, caminando ya casi estaba
oscureciendo
- “qué miedo” pensó Juanitatxo,
- “yo sola en la oscuridad ¿no sé que
voy a hacer?”
Tan triste estaba que comenzó a llorar… y de
pronto tres sombras muy grandes le alcanzaron, ¡un buen susto se llevó! Pero… ¿sabéis
quiénes eran? Los Reyes Magos de Oriente.
-¿Dónde vas pequeña, tan sola por este
lugar tan oscuro? Preguntó el Rey Baltasar.
-Voy caminado hacia Belén, que allí va
a nacer el niño Jesús y quiero llevarle una mochila llena de besos y amor.
-¡Anda! Qué casualidad, nosotros
también vamos hacia allí. Mira, esa estrella nos guía. Ven con nosotros.
Y de ese modo fue Juanitatxo a Belén, junto
con los tres Reyes Magos. Llegaron a tiempo para adorar a aquel niñito en aquel
pesebre. Allí pudo encontrar tanto amor, sonrisas y felicidad, que Juanitatxo
se sintió orgullosa de su largo viaje de Adviento, de estar despierta y atenta
en ese largo camino, de llenar su mochila con sólo lo necesario y desprenderse
de lo que no lo era tanto. Se sintió muy orgullosa también de haber caminado
con alegría y sin miedo hasta encontrar el pesebre.
¡Y colorín colorado el Adviento ha terminado y
la Navidad ha comenzado!
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