“…si algunas veces nos muestra su cruz, también es cierto que nos la
cubre de flores, de santa paz, de amor, de fuerza y esperanza”
Ayer
celebramos el día de “todos los santos”, un día de recuerdos, de esperanza, de
tradición, de recordar que nuestro Dios es un Dios de vivos, no de muertos.
Hoy
celebramos la festividad de todos los fieles difuntos. Hoy es un día excelente
para hacer presente en nuestro corazón a todos los que nos adelantaron al
encuentro con el Padre.
En
la celebración de estos dos días, donde las flores toman un protagonismo
importante, ocurre que, a veces, ahogamos la sencilla oración. Y es que algunas
veces se nos van las cosas importantes por donde no deben irse. ¿Qué pasaría si
pudiéramos preguntarles? Mejor lo dejo ahí.
Porque
lo que importa de verdad es cómo fue el camino. Ese camino de cruces que
comenta la M. Cándida, creo que por experiencia propia. Ese camino donde la
cruz se muestra, donde la cruda realidad aparece algunas veces de forma feroz.
Pues bien. Una vez más no estamos solos. Una vez más esas cruces se vuelven
señales cubiertas de flores, se vuelven signos de paz, de amor, de fuerza y de
esperanza. ¿Y eso es una cruz? Pues sí, una cruz con todas las de la ley a la
que Dios le pone su sello.
Hoy,
que en muchos colegios se busca el sello de calidad, que a veces queda en sólo
sello y en otros casos ayuda mucho a su funcionamiento. Hoy que buscamos esos
sellos, la M. Cándida nos abre la puerta a otros sellos más para la persona.
Cuando aparece la cruz ¿cómo la afrontamos? Aquí presentamos un plan:
-
Flores: no perdamos la alegría, la del evangelio
-
Paz: calma, a veces es cuestión de tiempo, de
perspectiva
-
Amor: convertido en amar, manos arremangadas y a ataque
-
Fuerza: cuyo origen es Jesús de Nazaret, esa es la
fuerza de verdad.
-
Esperanza: como certeza y riego de lo anterior.
Y es cuando
descubrimos que la cruz sigue ahí, pero que la forma de afrontarlo es distinta,
la forma de entenderlo es otra. Recuerdo a algunas personas que han llevado su
cruz de esta forma y me sirve para saber cómo se debe llevar. Aún me queda
camino, pero mientras me quede vida me quedan ganas de recorrerlo.
Y mis “gracias”
especiales por sus “gracias” a la Comunidad de Hijas de Jesús de Granada.
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