10 agosto 2015

Un PROBLEMA EUROPEO

Los datos y las imágenes son escalofriantes y la respuesta de los gobenantes europeos, vergonzante. Según un informe distribuido ayer por Naciones Unidas, en lo que va de año más de 225.000 emigrantes han llegado a la Unión Europea jugándose la vida (la mitad de ellos a Grecia, precisamente Grecia) y varios miles de ellos han muerto ahogados en las aguas del Mediterráneo. Las fotos de embarcaciones destartaladas, abarrotadas de hombres, mujeres, niños e incluso bebés, han dado la vuelta al mundo sin que la conciencia de los ciudadanos del área mundial que inventó el Estado del bienestar se haya conmovido lo suficiente como para obligar a sus mandatarios a actuar.
La situación es dramática y desde la Unión Europea tan solo se preocupan de frenar la oleada de personas que huyen de la pobreza o de la guerra de Siria, Afganistán, Eritrea, Nigeria y un largo rosario de países sumidos en la miseria y el horror. Pero ni siquiera los esfuerzos de la Agencia Europea de Vigilancia de Fronteras (Frontex) está consiguiendo sus objetivos de luchar contras las mafias que ofrecen a los emigrantes llegar al primer mundo a cambio de un dinero exorbitante y que no asegura el éxito. A 31 de julio, los Veintiocho apenas habían facilitado el 16% de los equipos técnicos y el 20% de los recursos humanos solictados por esta agencia.

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